Este gobierno que hace tantas trampas no podía dejar pasar la ocasión de hacer otra. Que no será la última, pensar lo contrario sería una ingenuidad. No dará los datos reales del paro hasta después de las elecciones.
Eso es una estafa, es una actitud propia de una dictadura. En una democracia los ciudadanos son los dueños del Estado. Han de saber todo lo que se hace en su nombre, salvo aquellas actividades que por su naturaleza solo deban conocidas por unos pocos, y ello para su mejor defensa de los intereses de los propios ciudadanos y su protección. Pero en la inmensa mayoría de los asuntos toda la información debería estar al alcance de quien la pidiera, o se la pudiera procurar consultando los sitios en los que estuviera disponible.
Hurtar ese dato a los votantes en vísperas de las elecciones es un fraude electoral, porque el personal tiene derecho a estar informado para poder decidir su voto de forma consciente. Hurtarle datos es como ponerle una venda tapando los ojos y soltarlo luego en la calle.
Parece mentira que un tipo que presume de que es doctor y de que piensa que va a pasar a la historia por sus proezas se comporte con tanta estupidez y que su partido le siga apoyando.
Que vivimos bajo una dictadura es más que evidente. Y, como ha señalado bastante gente ya, en tiempos de Franco se sabía que era una dictadura y cuales los límites a los que se podía llegar. Actualmente, se nos dice que vivimos en democracia, pero el dictador hace lo que le da la gana, de sus ministros se puede decir que son una patulea, gente impresentable, y no hay nadie en todo el gobierno que tenga educación, ni sepa lo que es la vergüenza.
El porvenir se presenta tenebroso, sobre todo si se tiene en cuenta que los peores van a recibir muchos votos y que la alternativa no permite abrigar demasiadas esperanzas. Pero sí, lo primordial es echar a Sánchez. Un tipo nefasto.
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