Los hay que creen que Sánchez es listo. Es que lo dicen por escrito. Pues no. Para poder medir la inteligencia de otro hay que tener. Sánchez se suicidó políticamente cuando se abrazó con Iglesias. Todavía no se ha dado cuenta. Lo hizo, probablemente, porque voces de su partido, el PSOE, le instaban a pactar con el PP, al que odia con todas sus fuerzas.
El gobierno con Podemos incrustado ha ido de disparate en disparate. Debería haber caído hace mucho, pero el pueblo español lo aguanta todo.
Si fuera listo, se habría dado cuenta de que sus socios, Bildu, Podemos, ERC, etcétera, son muy peligrosos. Pero no lo tuvo previsto. Le han dinamitado la campaña de las elecciones autonómicas y municipales, para horror de los candidatos socialistas, que se han tenido que aguantar la furia, porque Sánchez domina el partido con puño de hierro.
Los socios de Sánchez tampoco tienen dos dedos de frente, porque si los tuvieran habrían sido más prudentes.
En la noche electoral, Sánchez debió de entrar en pánico al ver las caras de los socialistas que lo acompañaban. Digo que debió de asustarse porque huyó a la Moncloa.
De modo que Sánchez debió de pasar la noche con pesadillas en las que se le aparecían los barones socialistas armados con puñales y lanzas y con Ayuso, a la que tanta envidia tiene, instándolo a dimitir.
Al día siguiente, o sea ayer, a las 5 horas, Ignacio Varela publicó un artículo con el título ‘Sánchez no puede ser el candidato del PSOE en las generales’. Es muy probable lea siempre a este articulista, o le pasen un resumen de lo que ha escrito, porque es uno de los socialistas más inteligentes y además debe de tener línea directa con pesos pesados del partido.
No le quedaba más remedio que darse de que su situación era desesperada. En su intento de fuga, ha encontrado una fecha a la que sigue un largo puente y la ha elegido para las nuevas elecciones que se ha apresurado a convocar.
Queda por ver la respuesta del PSOE. ¿Le dará tiempo a maniobrar para cambiar al candidato?
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