En los sindicatos hay economistas que conocen su oficio y que, por tanto, han de saber que las medidas que viene tomando el gobierno no pueden traer más que la ruina. A pesar de eso, se van a manifestar contra quienes crean empleo, los empresarios, lo cual solo puede conducir al aumento del número de parados, de lo cual el gobierno echará la culpa a otros, como siempre.
No contentos con eso, los sindicatos españoles también se van a manifestar contra Macron, en un claro intento de engañar a los españoles que temen quedarse sin pensión haciéndoles creer que se preocupan por ellos. Las pensiones se garantizan procurando que haya dinero para pagarlas. Y tanto el gobierno como los sindicatos derrochan a manos llenas.
Hay algo que conviene dejar claro: quien paga, manda. Y los sindicatos no se financian con las cuotas de sus afiliados, sino con las dádivas discrecionales del gobierno.
Desde los inicios de la democracia, el sobrevalorado como demócrata Felipe González se procuró el control de todo. El felipismo sociológico estaba mucho más perfeccionado que el franquismo sociológico, puesto que pasaba por demócrata y actuaba con mucha mayor precisión. En democracia, los sindicatos son fundamentales, como bien se encarga de subrayar la actual ministra del Paro. Lo que calla es que están desactivados desde el primer día, mediante las citadas dádivas, por lo que es como si no hubiera, como se demuestra con la actual manifestación, que no conviene a los trabajadores, sino al gobierno. De hecho, hay ministros que descaradamente se suman.
Si los sindicatos no pueden financiarse con las cuotas de los afiliados y no hay más remedio que darles subvenciones, éstas deberían estar reguladas por ley y sometidas a ciertos requisitos, de modo que no pudieran estar más que al servicio de los trabajadores y no de ningún partido político.
Estas cosas deberían explicarlas los partidos perjudicados, aparte de proponer los cambios necesarios en los lugares oportunos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario