Ya lo intentó con Casado, que picó el anzuelo. Sánchez quería eliminar a Ayuso, pero cayeron Egea y Casado. Actualmente, está intentando sembrar cizaña entre Feijóo y Ayuso. Pero no solo con ellos, también con Iglesias y Yolanda. Ha conseguido recrudecer las hostilidades entre Marruecos y Argelia. Ha cabreado a Israel. Ha visitado China y Estados Unidos y eso da miedo.
El desenlace que tuvo la operación Casado debió dejarlo escaldado. Ayuso es demasiado para él. En realidad, es kryptonita para toda la izquierda actual. Los ataques que le hace la médica y madre no son para vencerla, porque después de tantos revolcones como se ha llevado ya debe de saber que es invencible para ella. Lo que pretende es arañarles votos al PSOE y a Podemos.
Y los demás, igual. El combate es para el segundo, tercer y cuarto puestos. El primero ya lo saben imposible.
Sánchez es un pobre diablo que no controla sus pasiones. Está lleno de rencor, de celos, de envidia, de rabia, y sus actos están condicionados por todo eso que se cuece en su cerebro.
Ayuso triunfa en todos los debates, la saludan y vitorean por la calle, quieren fotografiarse con ella, etc. En cambio, Sánchez hace el ridículo en los debates, porque se limita a hacer afirmaciones, todas denigrando a Feijóo, cuando el debate es con él, sin explicar ninguna, o porque no puede demostrar lo que dice, o acaso porque piensa que el personal cree en su palabra. En cualquier caso, los socialistas le aplauden entusiasmados. O simulando entusiasmo. Cuando debate con otros también hace el ridículo, porque evidencia su predisposición a ceder en todo lo que le pidan con el fin de seguir siendo el presidente.
Ayuso fue fiel a Casado, y fue éste quien la traicionó. Ella tuvo reflejos y respondió del modo adecuado. Si Feijóo consigue la presidencia será gracias a ella. Y en este caso le espera una dura tarea, algo así como los doce trabajos de Hércules, tal es la destroza que deja Sánchez.
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